Lo más extraño es que en esta obra en
particular, «El rompecabezas mecánico» para los que no hayáis leído la entrada
anterior, cosa que os animo a hacer, no puedo evitar dudar antes de escribir un
diálogo que ahonde en el personaje que habla o una acción determinada. Quizás
sea porque el ser humano es impredecible: no siempre es siempre valiente ni
siempre cobarde, cualquier persona puede ser un héroe por un día y os aseguro
que en mi historia tienen que hacer frente a todo tipo de acontecimientos. Amo
hacerles sufrir, soy así de cruel.
Ahora llevo casi 29 000 palabras y les
siento vivos. Lo que es algo extraordinario porque esta es de las pocas veces,
por no decir la primera, que puedo ser consciente de que la figura del héroe,
igual que nos pasa a las personas, va formándose a lo largo de la vida y aunque
la vida le atice una y otra vez, vuelve a levantarse con un poco más de
coraje.
Un saludo.
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