miércoles, 6 de enero de 2016

Un año más desencriptando el lenguaje oculto de mis libros o un traductor nunca deja de serlo

¡Espero que estos reyes hayan venido cargados de regalos y buenos propósitos para el 2016! En mi caso, no puedo quejarme, sobre todo en lo que se refiere a libros y como llevo mucho sin traducir, al abrir uno de ellos y leer un par de frases (de un libro que ya me había leído en inglés un millón de veces) había muchas cosas que me saltaban a la vista. 

En defensa del traductor tengo que decir que como toda la gente de mi profesión, soy puntillosa y es algo bueno, siempre y cuando no afecte a tu vida cotidiana. Algo que es prácticamente imposible que no ocurra, con carteles, mensajes o simplemente hablando con gente (porque el lingüista nunca deja de serlo).
Volviendo al tema de la traducción, después de leer un poco más de ese libro, he vuelto a pensar en la traducción de los libros young adult (joven adulto en español o a partir de 12 años como dicen algunos) y la forma en la que mezcla un registro infantil con un léxico incoherente teniendo en cuenta lo difícil que resulta de entender, porque pretenden que sean preadolescentes los que los compren. 
Y luego está la traducción de "fuck" o “gosh” en inglés, que en español puede traducirse por términos fuera de contexto para ciertos personajes como "hostia". Siento tener que poner este ejemplo pero, ¿de verdad hacía falta? 

Entiendo la dificultad de traducir una novela para un rango de edad que no es el tuyo y que la traducción en sí es el trasvase de una cultura a otra, a pesar de esto se puede hacer un gran trabajo como lo hizo Enrique Mercado con la traducción al español de La reina roja. 
¿Qué pensáis sobre el tema? ¿Me estoy excediendo o créeis lo mismo que yo? 

Pasad un gran día. 


Un saludo. 

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